- El blog de Luisa Chico
- 9 dic 2018
- 1 Min. de lectura

Relegaré mi dolor
a lo más profundo,
aislándolo en oquedades
a donde nadie pueda llegar,
ni siquiera tú,
con tu paso indolente.
ni siquiera tu abrazo tan falso
como el beso de Judas,
ni siquiera tus ojos vidriosos
esquivos y colmados de culpa.
Te dejo atrás como el lastre
que no me permite avanzar.
Parto en pos de otros espacios
donde la vida no pese tanto,
donde hasta el dolor sea soportable,
donde los abrazos sean sinceros,
donde una sonrisa baste
para arropar mi hastío.
Hoy me despido de ti
por siempre y para siempre… amor.