Déjame soñar que vienes
con la ternura en los dedos,
rozando mi piel ansiosa
enredándote en mi pelo.
Y soñar que ese café
vuelve a saber a canela,
los sonidos de un bolero
recorriendo está mis venas.
Déjame soñar despacio
cuando no me pueden ver,
cuando dejo que esa lágrima
ponga salitre en mi piel.
Después de un tiempo sin poder atender este blog, dedicada de pleno a la Asociación tinerfeña de escritores, mi trabajo allí ya está organizado y por fin he podido retomar mis actividades personales.
Hoy toca actualizar este blog personal en el que comparto con mis seguidores mis proyectos, escritos y demás. Lo haré informándoles de mi nuevo proyecto literario, un libro que escribí hace más de 10 años y que ya iba siendo hora de que viera la luz, BRANDÁN.
En este momento estoy con el proceso de corrección del mismo, por delante 700 páginas que espero poder reducir un poco. Ahora toca ser drástica con los textos, debo reducirla lo más posible o me resultará imposible publicarlo, quienes me siguen hace años en esta aventura saben que gestiono mis publicaciones, incluidos los costes de las mismas. Informarles también que he iniciado los contactos en busca de alguna subvención o sponsor que pueda ayudarme con esa parte de la ardua historia que lleva consigo cada proyecto (la parte menos gratificante, aunque imprescindible), Ni que decir tiene que si alguien conoce alguna empresa que pueda aportar una ayuda, a cambio de publicidad en el libro, bienvenido será. Por delante, muchas horas de trabajo de las complicadas, esas en que es más importante la tijera que la pluma. Pero también ilusión, mucha ilusión. Un extracto de la introducción sacado del borrador actual: «Sus habitantes habían aprendido a vivir en paz y armonía compartiendo aquel paraíso sin enfrentamientos ni roces de ningún tipo, a pesar de las grandes diferencias características de cada especie, cada uno se ocupaba de sus obligaciones sin reparos y juntos disfrutaban del privilegio de poder vivir en el edén.
Preservaron sus culturas y costumbres aprendiendo a hacer suyas las de sus vecinos. Erradicaron cuanto de negativo hubiera en las mismas y fortalecieron todo lo positivo, enseñando a las generaciones siguientes a valorar cuanto les era dado disfrutar, para ello, conservaron las leyendas antiguas que hablaban de luchas y tristezas, de dolor, separación, ambiciones y envidias, como ejemplo de lo que nunca debían permitir que regresara a sus vidas. En el momento en que la entrada del siglo XXI fue un hecho, en la isla solo se conocían las miserias de cualquier especie por dichas leyendas.
Y ahora conozcamos un poco más a la isla non trubada, encubierta, encantada, inaccesible, el Jardín de las Hespérides, la isla perdida, la isla fantasma... Brandán».
Ojalá podamos tenerlo pronto entre nuestras manos. Si estás conociendo ahora este proyecto sansofé al mundo de Brandán.
Un cafecito y a seguir. Gracias por estar siempre ahí.
Te presiento en cada latido del mar,
en cara rumor de espuma,
en cada brazada errante y dolorosa,
en el calor de la arena sobre la que reposo lánguida
en esta espera interminable.
Te presiento en cada soplo de brisa
que despeina mi pelo.
En el susurro del pino
que da sombra a mi cuerpo
al rozar sus ramas ahítas de rocío
mientras mi mente vuela hasta ti.
Te presiento en cada amanecer,
en el palpitar de una cuerda,
en la letra de alguna canción
de esas que ya no me cantas.
En cada atardecer rojo
que quisiera compartir contigo.
En ese rayo de luna plateada
que me recuerda que una vez la contemplamos juntos
y nos sirvió de inspiración.
Te presiento en el silencio de mis noches
que gritan tu nombre de esa forma silente
en que siempre te nombro,
mientras abrazo mi cuerpo aterido,
ansioso de tus manos,
de tus labios…
de ti.
©Luisa Chico