CAPÍTULO 1
Aquel atardecer de enero, Adal, desesperado, subió a lo alto del Time buscando la quietud del mirador para descargar sus infortunios en soledad.
La pesadumbre y las dudas no lo dejaban vivir en paz. Los últimos hechos acaecidos en su vida lo tenían perturbado. El fallecimiento reciente de sus padres, víctimas de un accidente automovilístico, los problemas en el trabajo que lo desbordaban por las obras del nuevo observatorio astrofísico y, para colmo, su relación con Laura que iba cada vez peor. En los últimos días no hacían más que discutir por circunstancias que ella llamaba tonterías y que para él eran problemas importantes, el último altercado había tenido lugar aquella misma tarde.
Aún se preguntaba por qué se le ocurrió ir a buscarla al trabajo sin avisar, si lo hubiera hecho nada habría pasado, pero el destino quiso que un cambio de planes lo llevase hasta allí viéndola salir riendo y bromeando con aquel nuevo profesor que se había incorporado al claustro recientemente. Nada más verlos sintió el aguijonazo de los celos en su interior, aquellos celos que tantos problemas le habían causado a pesar de sus intentos por superarlos. Ella no entendía los complejos que le provocaba su escasa estatura, medía 1’60, por lo que era ligeramente más bajo que ella y el hecho de verla junto a alguien más alto era suficiente motivo para destapar el baúl de sus frustraciones. ¿Cómo no iba a sentir celos de aquel tipo alto y atlético que salía del colegio tomándola del brazo con tanta familiaridad? Ella, al reparar en su presencia, se despidió de su compañero subiéndose presta al coche...
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