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  • Foto del escritorEl blog de Luisa Chico

Hoy, un simple reto de esos que pululan por las redes en estos días ha conseguido que vuelvan a mi memoria momentos maravillosos de mi vida: mi paso por el Folclore canario.

A veces me pregunto cuántos de mis alumnos de entonces siguen activos a día de hoy. Quiero pensar que muchos porque ello hace que me siga sintiendo orgullosa de mi trabajo. No puedo saberlo porque hubo un momento en mi vida en que me alejé del folclore y hace años que no voy a eventos de ese tipo.

Por un momento pasó por mi mente el sentimiento tan arraigado que había en mi con cada paso que daba sobre los escenarios o en mis clases. Nunca concebí que estuviera simplemente bailando como diversión, sentía en mi interior el orgullo de estar siguiendo los pasos de mis antepasados y, cuando enseñaba, el de estar transmitiendo un legado cultural. Los dos sentimientos sacaban de mi interior todo el deseo de ejecutarlo con el máximo rigor y así pude disfrutarlo paso a paso.

Hace muchos años que no bailo, mis cervicales decidieron un día que no podía seguir tirando de ellas y me obligaron a renunciar a lo que había sido mi vida durante tanto tiempo. No fue fácil hacerlo, primero por lo que te acabo de contar, pero es que además esas clases eran las que me proporcionaban un sueldo que ayudaba a pagar las facturas cotidianas, pero como la salud es siempre lo primero bajé de los escenarios y eché el cierre a mis clases, gracias a lo cual mejoré convenientemente y hoy puedo tener mejor calidad de vida.

¿Comprendes ahora por qué no voy a eventos de folclore? Esa música y evoluciones siguen en mis venas como entonces y verlos, escucharlos, y no poder ejecutarlos me hace daño. Aún así mi corazón palpita con los sonidos del pasado y estoy trabajando en un nuevo libro de folclore canario desde el que pueda contribuir a engrandecer un poco más la labor que realizan todos nuestros folcloristas.

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Hoy es domingo. Para confirmarlo tuve que mirar mi calendario. Hace mucho que mis días son todos domingos y a veces me cuesta ubicarme en el tiempo. A ello ayudaba hasta hace poco mi agenda, la cual miraba a diario buscando recordar mis actividades para ese día. Conocedora de que mi intensa actividad era imposible retenerla de memoria me aficioné a volcar en ella todo lo que debía hacer. Llegó un momento en que lo que no estaba agendado no existía. Ese pequeño libro de páginas generosas abiertas a lo que yo quisiera volcar en ellas se convirtió poco a poco en mi mejor aliado y compañero.

Hoy he reparado en él sin darme cuenta, con su revestimiento de escamas marrones, inerte a mi lado, junto al teclado que aporreo buscando un rato de desahogo. Ya he tachado de él hasta las citas médicas de revisiones previstas. Todas han sido canceladas en los últimos días, bueno, todas no, una me la han pasado para mediados de junio, lo cual ha hecho que desde un centro médico me indiquen, subrepticiamente, el tiempo que tiene previsto la Sanidad que tarde en volver la normalidad. Clavé ese mes en mi mente viéndolo como una meta por alcanzar y no lo vi tan lejano.

Mientras llega aprovecharé estas “vacaciones forzosas” para seguir poniendo mi casa y mi vida en orden. Actualizar asuntos pendientes, priorizar y… quien sabe si para retomar alguna de las novelas comenzadas.

Ya te seguiré contando querido hipotético lector. Gracias por estar ahí.


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Actualizado: 26 jul 2020

Ayer me despedía de ti emplazándote para la próxima semana, pero inexplicablemente en mi hoy he sentido de nuevo la necesidad de sentarme a escribirte, querido hipotético lector. Y como me he prometido hacer en cada minuto de los que me queden de vida justo lo que me apetezca… aquí estoy de nuevo.

Son las 11 y acabo de desayunar. Mis noches de sueño se han alargado más de lo habitual en las últimas semanas. Me viene bien el descanso de cuerpo y mente, ayer no fue un buen día. En los últimos minutos de ese descanso estaba soñando con un baile de magos y lista para iniciar unas folías. Supongo que llevo tanto tiempo sin bailar que comienzo a echarlo de menos. Al levantarme le he propuesto a mi hija enseñarle los pasos para cuando vuelva a ir a un baile de magos y no le ha parecido mala idea. Le vendrán bien, además, para sus alumnos del institutom cuando llegue el Día de Canarias. Ella se había levantado antes que yo y ya tenía puesta una lavadora, fregado los platos de la cena y estaba limpiando su habitación. Me alegra verla tan activa.

Al sentarme ante el ordenador para responder el correo, como es habitual en mi cada día, he dado una vuelta también por el Facebook, 4 solicitudes de amistad de las cuales solo acepté 2 y un repaso por lo publicado en mi muro dejando algún comentario de agradecimiento aquí y allá. Luego organicé en mi cabeza las tareas para hoy. En la casa voy a poner al día la cesta de la plancha que lleva semanas esperándome. En mis actividades para Acte voy a hacer cosas atrasadas, tenemos algunas inscripciones nuevas que hay que dar de alta, por ejemplo. Acabo de recordar que anoche no puse en nuevo reto en Flortografía y también tengo que pensar el nuevo reto para el martes que viene en Alisios de verso y prosa. Leeré algo de los muchos libros que tengo pendientes. Haré el ejercicio cotidiano, que en estos días combina los paseos por la casa con el baile (mi profe de sevillanas nos ha propuesto un repaso virtual y lo he incluido en mi ejercicio diario). Saldré a aplaudir a la ventana dos veces hoy, al parecer han convocado para las 6 un aplauso por los niños que aguantan en casa como campeones. Volveré al PC un rato para seguir adelante con las tareas que me han puesto mis profesores de ortografía y narración oral. Veré alguna película y me acurrucaré en los brazos de Morfeo.

Parece un buen plan. ¿A qué si? Pues voy a dejarte ya y a poner manos a la obra.

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