- El blog de Luisa Chico
- 13 jun 2020
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Desperté antes de lo habitual. Cansada de dar vueltas en la cama abandoné la idea de volver a dormirme y me levanté para poner la cafetera al fuego. Abrí la ventana de la terraza y eché una ojeada al mundo exterior. La mañana había amanecido demasiada fresca para el mes de junio; claro que ahora nada era normal en el clima. Las nubes cubrían de gris el cielo. El canto de los pájaros me llegaba desde los árboles de la avenida cercana. Por allí pasaba algún coche ya, seguramente camino del trabajo. El mundo se ponía en marcha.
El aroma del café recién hecho me devolvió a la cocina. Decidí que hoy me lo tomaría en la terraza de cara a un mundo que volvía a la rutina “normal” después de meses de aislamiento. Con la taza y dos galletas en la mano volví a la ventana. A lo lejos, el cielo comenzaba a teñir de rojo el horizonte. Magec intentaba abrirse paso entre las nubes y, junto al movimiento de transeúntes mañaneros, la vida iba tomando color.