- El blog de Luisa Chico
- 31 dic 2019
- 2 Min. de lectura
Un buen amigo me decÃa ayer que no le gustaba Fin de año porque se celebraba a fin de mes. Le respondà que además se empeñaban en celebrarlo al final del dÃa y nos reÃmos los dos mientras lo veÃa alejarse por la escalera. Cuando cerré la puerta me quedé reflexionando sobre la simbologÃa que acabábamos de comentar entre risas y bromas. De pronto comprendà porqué a mà tampoco me gustaba la fiesta de Fin de año. Seguramente mi subconsciente la tiene asociada al final de muchas cosas: el dÃa, el mes, el año, etapas, vivencias… no en vano cada final de año queremos finalizar cosas pendientes, cerrar ciclos, dejar atrás todo aquello que no nos gustó en el año que termina. Yo soy mucho de simbologÃas, creo que ayudan a nuestra estabilidad y voy incluso más allá, a veces son las señales del Universo para guiar nuestro camino y mostrarnos el sendero adecuado en cada momento.

Quizá por eso al cerrar la puerta cada año queremos cambiarlo todo. Hacemos listas de buenos propósitos para el año entrante (aunque sepamos que no haremos casi nada de lo propuesto). Limpiamos a fondo los armarios y la casa tratando de alejar de nuestra vida todo aquello que no aporta algo positivo. Nos ponemos nuestras mejores galas y sonreÃmos aunque tengamos el alma llorando en algún rinconcito de nuestro interior.
Termina 2019 y yo, como todo el mundo, haré la lista para el nuevo año y procuraré no pensar en quienes se fueron, en aquellos que no tienen techo ni comida, en los que luchan por avanzar en la vida pisando a quien haga falta para ello. Olvidaré las veces que escuché cerrar puertas, las espaldas que vi alejarse sin mirar atrás, la falsedad, la envidia que corroe tantas conciencias…
Termina 2019 y yo, como todo el mundo, comeré 12 uvas, escucharé los fuegos artificiales y las fiestas del entorno. Mis oÃdos se llenarán de música y risas. Y, seguramente, se me escapará alguna lágrima rebelde, pero sobre todo, recordaré a la gente que quiero y que sé que me quiere, los buenos momentos compartidos, los éxitos del año que termina, las sonrisas, los abrazos, los favores hechos y recibidos, la alegrÃa… Y entraré en el nuevo año con la sonrisa puesta y una copa en la mano brindando por el futuro cercano que se augura repleto de cosas buenas, de historias por vivir, de un nuevo libro, de más sonrisas, abrazos y besos por compartir.
Muchas gracias a todos los que hicieron posible que pueda cerrar el año con esa sonrisa. ¡Brindo por ellos!
