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  • Foto del escritorEl blog de Luisa Chico

Día de la Madre

Poseo la inmensa fortuna de tener sentimientos de hija por tres mujeres maravillosas.

Aunque ya no estén a mi lado, las siento conmigo y en mi cada minuto de mi existencia pero, el primer domingo de mayo vuelven con fuerza a mi mente de forma especial y los recuerdos me invaden.

Mi agradecimiento eterno a la que me dio el ser, Hilda. Ella, no solo me prestó su cuerpo para que me formase como ser humano en ese gesto de generosidad de toda madre, sino que encauzó mi vida en el respeto y la tolerancia haciéndome la mujer honesta que soy. Partió hace más de cuarenta años pero aún, si cierro los ojos, puedo ver su sonrisa tierna y sus ojos tristes.


Mil veces gracias a mi tía y madrina Luisa. La mujer de los preciosos ojos azules. A ella le debo el nombre, pero también el amor por las flores, por el trato afable con los demás y, sobre todo, me enseñó a sonreír incluso cuando el dolor atenaza nuestro cuerpo.






Y más tarde, llegó a mi vida mi tercera madre, Justina. Ella tendió su mano cuando las otras dos se marcharon de este mundo y las sustituyó con fuerza acompañándome en el camino que aún me faltaba por recorrer. Me ayudó a criar a mis hijos y me sostuvo cuando las fuerzas me hacían decaer.



A las tres les debo el haber sido los pilares en los que pude apoyarme siempre. Por eso, no es de extrañar que cada primer domingo de mayo las sienta dentro de mí.


Al final vamos a tener que agradecer al comercio mundial el haber creado un día para las madres, porque al menos nos hará recordarlas este día de forma especial, aunque nuestro amor no vaya envuelto en un brillante papel de regalo y un gran lazo.


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